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Uno de los aspectos más importantes a determinar en una operación de comercio internacional es el nivel de riesgo. Si bien la mayoría de los eventos son previsibles y por tanto controlables, un análisis cuidadoso de los riesgos a los que se verá sometida la carga permitirá prevenirlos, ocasionando un menor costo del seguro y mejora de la competitividad.
Existen riesgos en las operaciones de comercio internacional estos riesgos se dividen en: riesgos documentarios, riesgo de tasa de interés, riesgo cambiario, riesgos políticos y riesgos de transporte. En esta ocasión, hablaremos sobre los riesgos en el transporte marítimo de carga, entre ellos los más frecuentes son:
Riesgos de mar: En este grupo se clasifican todos los daños o pérdidas que pueden ocurrir causados por un accidente en al navegación; por ejemplo, naufragio, hundimiento del buque, la varadura, la colisión y la tempestad, son riesgos por los cuales el transportista no responde.
Riesgos en el mar: En este grupo están los peligros que enfrentan las mercaderías en el buque: incendio, rayo o explosión. Así mismo, se incluyen los daños producidos al extinguir el incendio.
Riesgos de avería gruesa: Pertenecen a este grupo todos los gastos y sacrificios hechos intencionalmente para preservar de un peligro al buque y su carga. Si bien son varios los actos de avería gruesa, con dos ejemplos se pueden definir este grupo: el lanzamiento de la carga al mar para aligerar al buque embarrancado y los daños causados al buque o a la mercancía para extinguir un incendio.
Riesgos de carga y descarga: Incluyen los daños o pérdidas de la mercancía durante las operaciones de puertos y estadías en depósitos.
Mojadura: Éste es un riesgo importante en las mercancías que están expuestas normalmente a quedar sobre cubierta o en playas de terminales portuarias. Por tal motivo, se debe contar con un embalaje adecuado que impida el contacto directo del agua de mar o lluvia con el producto. Es frecuente que se deterioren las cargas por mojadura cuando se utilizan contenedores oxidados o directamente agujereados.
Humedad: Por las diferencias de temperatura climática que atraviesa el buque, si éste no posee una buena ventilación en sus bodegas, la humedad se condensa en las paredes y produce mojaduras y manchas en la mercadería.
Oxidación: Los metales son afectados especialmente por el contacto con la humedad y con el agua de mar. Se debe contar con un embalaje adecuado para que pueda reclamarse un daño por óxido, prevaleciendo la prueba de carácter fortuito y accidental del siniestro.
Rotura: Los objetos frágiles por el manipuleo en las operaciones de carga y descarga pueden sufrir roturas, raspaduras y abolladuras. Aquí también prevalece ante un daño, el adecuado embalaje.
Derrame: La mercancía embalada en bolsas, tambores o cuñetes de fibra están expuestas al derrame de su contenido por el manipuleo en puerto
Manchas: En algunas mercancías, especialmente las frutas y hortalizas pueden ser importantes el deterioro por manchas con aceite u otros líquidos que viajan en cubierta.
Contaminación: Los alimentos son afectados especialmente por el contacto con otras mercancías que inutilicen su condición para la venta.
Falta de frío: Si las mercancías son perecederas, deberán viajar en cámaras refrigeradas, es necesario evitar el daño por descomposición causado por avería del equipo frigorífico del buque o contenedor.
Robo y hurto: El hurto en terminales portuarias y depósitos fiscales ha disminuido con la privatización de los servicios.
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